Hay días en los que me siento frente al teclado y las palabras fluyen con facilidad. Otras veces, a pesar de que el texto está bien redactado, siento que algo falta, como que no hay conexión; veo que el mensaje, aunque lo siento correcto, no logra tocar esa fibra que mueve a la acción. Y me pregunto: ¿qué está fallando?
Es un hecho que los que nos dedicamos a escribir nos esforzamos por seguir las reglas, evitar errores ortográficos, cuidar la concordancia, pero en ese afán, a veces creo que perdemos de vista lo esencial, que es la intención estratégica detrás del mensaje.
Y es que un texto puede ser impecable en forma y, sin embargo, carecer de alma, o de ese algo que hace que quien lo lee, se sienta comprendido o inspirado.
¿Por qué pasa esto? Después de casi dos décadas escribiendo y editando mensajes corporativos, campañas internas y estrategias de comunicación interna, he detectado una trampa frecuente en equipos de comunicación (y sí, también en mi propia marca): confundimos redacción con estrategia, y aunque ambas son necesarias, no son lo mismo.
Porque un mensaje puede estar impecablemente redactado, pero si no parte de una intención clara, si no responde a un “¿para qué?”, entonces no va a funcionar.
¿Quieres saber si tu mensaje está alineado a tu estrategia editorial o suena más a un texto genérico creado por IA? Estos son los cinco síntomas de un mensaje que suena bien, pero no hace nada:
Cuando esto ocurre, es momento de detenerse y revisar no solo las palabras, sino la estrategia que las sustenta y el propósito comunicativo que las dirige.
Cuando un mensaje no convence, lo primero que hay que revisar no es el copy, sino la estrategia editorial que lo sostiene. Aquí algunas preguntas que uso con mis clientes (y con mi marca) cuando siento que algo no está fluyendo:
Y, como te imaginarás, las respuestas suelen cambiarlo todo porque al encontrar el rumbo, el mensaje empieza a cobrar vida.
Que le falte un ligero enfoque a tu mensaje no quiere decir que lo tienes que mandar directito al basurero de tu escritorio. A veces, solo se trata de aplicar ajustes estratégicos que te ayuden a comunicar con claridad y propósito.
Como ves, escribir bien es importante. Pero escribir con intención es esencial, sobre todo, en contextos donde buscamos crear mensajes que conectan en entornos ruidosos, con audiencias saturadas.
En una era de contenidos generados por IA, plantillas, urgencias y “que ya salga como sea”, hoy lo que más se valora es el tono de marca auténtico, humano y con enfoque estratégico, y eso no se improvisa, sino que se piensa, se cuida y se alinea.
Así que la próxima vez que sientas que tu mensaje no convence, aunque esté bien escrito, recuerda que quizá lo que falta no es una mejor redacción, sino una estrategia más clara. Y si necesitas una mirada externa para encontrar ese enfoque, yo te acompaño a traducir lo que ya sabes en mensajes que realmente resuenen.
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