Hace un par de semanas impartí una clase en el Tecnológico de Monterrey sobre “Redacción con IA para el buyer persona”. Fue una sesión online, una hora y media con estudiantes de mercadotecnia, comunicación y negocios, en sus últimos semestres. Muchos ya trabajan como community managers o llevan proyectos propios, así que sus preguntas fueron puntuales y con hambre de entender cómo escribir mejor con IA sin perder la voz.
La verdad, yo me conecté nerviosa como 15 minutos antes (las cosas de la vida adulta que no salen en cámara), pero en cuanto empecé, todo fluyó. De hecho, me sorprendió lo rápido que se movió la clase y la energía que dieron. Entre sus proyectos personales, estrategias de contenido y la tarea que tienen con PowerChair Football México, la conversación se fue hacia un punto que nos tocó a todos, y de ahí salió este post.

Hay algo que siempre me gusta recordar cuando hablo de escritura con o sin IA, y es que escribir nunca ha sido solo poner palabras. Es, sobre todo, entender qué pasa entre lo que dices y lo que la otra persona entiende. Shannon & Weaver hablaban de eso hace décadas: que la comunicación no funciona solo porque tú emites un mensaje, sino porque alguien lo interpreta. Y cada interpretación depende del contexto, la experiencia, el momento, el ánimo, la historia, y también de lo que esa persona necesita escuchar.
Luego está Roland Barthes, que decía que el texto termina de nacer en el lector. Esta idea siempre me ha fascinado porque no existe un mensaje puro, sino uno que cambia según quien lo recibe. Por eso, un mismo texto puede prender a alguien y dejar indiferente a otra persona, y esto nos dice que no es la pluma, sino que es el oído / ojos del lector. Por otro lado, también está Ann Handley, quien, desde el mundo del marketing, insiste en algo que repito mucho: “Escribir bien es pensar claro” porque cuando tú clarificas tu intención, la otra persona la siente.
Y cuando juntas todo eso, entiendes por qué tantos textos generados con IA suenan igualitos. No es la herramienta, es más bien que olvidamos quién está del otro lado. Eso fue justo lo que trabajaron los alumnos: volver al buyer persona, no como un PDF, sino como una persona real con motivaciones, objeciones y lenguaje propio.

Los 5 pasos para escribir con IA y dirección
Lo que hicimos en clase fue muy simple: antes de escribir, da una dirección estratégica, ¿y cómo se hace eso? Define lo siguiente:
Cuando ponían esto en su prompt, la diferencia era abismal. De pronto sus textos dejaron de sonar genéricos y había vida.

Prompt rápido:
“Actúa como redactora de comunicación social de PowerChair Football México. Escribe un caption para presentar el deporte adaptado a jóvenes deportistas. Tono directo, nada condescendiente. Incluye una microescena”.Salida:
La silla acelera. Dos toques, pared y disparo. El portero llega, pero el balón también. Esto es PowerChair: fútbol en serio, jugado en equipo y con estrategia.
Eso no lo inventa la IA sola, sino que sale cuando tú sabes para quién estás escribiendo. Esa fue una de las conclusiones que nos llevamos en esta clase, que al final, me dejó una sensación bonita porque los chavos estaban pilas, curiosos, atentos.
Yo terminé el día contenta y agradecida. Qué padre coincidir con una generación 20 años menor que yo y ver cómo se adueñan del tema. Se aprende mucho de su velocidad, y creo que ellos también agradecen que alguien les dé estructura. Y aunque la tecnología va rapidísimo, sigue siendo cierto que la intención y el criterio se construyen con mucha práctica.
Si tu equipo necesita un taller así, más estratégico, más humano, mándame un mensaje a[email protected]y platicamos.